En los últimos cursos, está observándose un aumento progresivo del número de alumnos que se duermen en las clases de la URJC de Fuenlabrada.

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Un alumno anónimo de dicha universidad quiso compartir con nosotros su testimonio: “No me parece del todo mal que las clases empiecen a las 9:00, aunque si empezasen algo más tarde sería mejor, ya que hay un número elevado de alumnos que vivimos bastante lejos de la universidad y que tenemos que ‘tragarnos’ grandes trayectos de transporte público que, por cierto, funciona bastante mal. Yo personalmente, tengo días en los que no puedo evitar echar una ‘cabezadita’ en clase, algo de lo que por supuesto no estoy orgulloso y de lo que no tengo la culpa. Además, he podido observar cómo le ha pasado lo mismo a varios compañeros de mi clase”.

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Mientras escuchábamos este testimonio, no pudimos evitar observar cómo el alumno iba adoptando un tono cada vez más serio y hostil, por lo que evitamos profundizar más sobre el tema por lo que pudiera pasar.

Esto nos lleva a la conclusión de que hay un descontento generalizado dentro de la URJC de Fuenlabrada, no solo con los horarios de las primeras clases del día, sino también con los accesos a la propia universidad a través del transporte público. Estamos ante un serio problema, debido a que estos factores están contribuyendo a la disminución del rendimiento académico de una cifra de alumnos importante.